«El haber estudiado con ahínco me permitió valorar estar informada y creo, que eso es la base de todo. Siento que esa es mi fortaleza y mi caballo de batalla»
Jessica Maeda
Tenemos el gran placer de presentar a Jessica Maeda, una nueva colaboradora del blog Ekpapalek. Jessica es Peruana con raíces Japonesas, abogada de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y se ha especializado en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Hizo una Maestría en Derecho por la Universidad de Leiden y actualmente trabaja como docente en la PUCP y en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
Hoy, Jessica nos cuenta su historia de crecimiento y superación profesional en un ambiente donde el ser mujer implica batallar con tradiciones, presiones culturales y marcadas desigualdades.
Mi nombre es Jessica, tengo 33 años y soy Peruana. Perú es un país multicultural y con una fusión muy rica, del cual ha podido sacar provecho en diferentes campos, como en la gastronomía. Los Japoneses son uno de esos pueblos que han creado esa gran mixtura actual. Llegaron al Perú en 1899, por lo que actualmente existe una comunidad Peruano Japonesa importante … y yo soy parte de ella.
Nacer mujer en el Perú implica algunos obstáculos, y si, además, naces en el seno de una familia Peruano Japonesa, los retos pueden variar sutilmente, pero siempre con el velo del machismo impregnado.
Así, por ejemplo, como a muchas niñas peruanas, desde pequeña me impusieron los roles de género. Por ejemplo, cómo debía vestirme, cómo debía comportarme y mi rol frente a hermanos y primos. Desde muy pequeña supe cuál era el lugar que la sociedad quería para mí.
En el caso de las familias japonesas, además, el nacimiento de un hombre es valorado de manera diferente que el de una mujer. Desde pequeña escuché historias de cómo cuando nacimos mi hermana y yo, mi papá se mostró contento. Punto. Pero cuando nació mi hermano menor, decidió celebrar un mes entero. Todas esas historias se cuentan con cierta nostalgia y como motivo de curiosidad, pero esa idea, de que el nacimiento de mi hermano por ser hombre era considerado más importante que el mío, nunca se me quitó de la cabeza.
Adicionalmente a todas las presiones que ya existen para las niñas peruanas, en las familias Peruano Japonesas, además, se valoran mucho los resultados académicos. Como, además, era la mayor, se esperaba que diera el ejemplo. Entonces, crecí compitiendo académicamente, sin quererlo y sin planteármelo, con el resto de mi familia, tratando de mantenerme en los primeros lugares a fin de ser considerada positivamente. Tenía que hacerlo porque ya bastante tenía con ser mujer. Felizmente, eso me obligó a ser siempre una buena alumna y a esforzarme por hacer las cosas bien. Entré en la mejor facultad de Derecho de mi país y estudié mucho para sacar buenas calificaciones.
Por supuesto, terminé especializándome en derechos humanos porque el problema de la desigualdad siempre me ha molestado.
A pesar de todos mis logros, para la sociedad, siempre hay algo que falta. Debido a mi especialización, puedo dar una opinión informada sobre muchos temas controversiales, lo que parece molestar. Me he dado cuenta que no siempre está bien visto que una mujer contradiga públicamente. Menos si es joven. Además, me gusta mi carrera, y definitivamente me apasiona crecer y aprender más. Pero aún es considerado mejor “sentar cabeza” y tener hijos.
Creo que los retos adicionales que nos puede poner la vida, puede ayudarnos a ser más fuertes y valorar las cosas que somos y lo que hacemos. El haber estudiado con ahínco me permitió valorar estar informada y creo, que eso es la base de todo. Siento que esa es mi fortaleza y mi caballo de batalla. Actualmente, me considero feminista y estoy orgullosa de ello, porque significa que creo en la igualdad.
La información me permite saber que tengo iguales derechos y puedo optar por el destino que elijo si me esfuerzo por obtenerlo. Yo quiero trabajar, ayudar a mejorar la situación de los derechos humanos en mi país, y específicamente, los derechos de las mujeres.
Lo que en mi historia parecen problemas cotidianos, en el plano nacional, el machismo es una amenaza sumamente grave. En el 2014, noventa y seis mujeres murieron en el Perú víctimas del feminicidio, según información de INFOBAE. Noventa y seis mujeres asesinadas, en un año, por el machismo.
El machismo no solo trae como consecuencia la indignación de que tu nacimiento no sea considerado tan importante como el de tus hermanos hombres, o la frustración de que te obliguen a servir a primos y hermanos porque eres mujer, o el que se espere que te quedes callada porque no se ve bien que des tu opinión. No.
El machismo va creciendo en sus manifestaciones y puede matar. Genera un círculo vicioso que no solo afecta al 50% de la población. Los hombres también pueden verse afectados por el machismo, porque también tienen un rol que cumplir, el de macho, fuerte, valiente, proveedor. Y si no lo cumplen, son un fracaso para la sociedad.
Pero finalmente, seguimos siendo las mujeres quienes nos vemos más afectadas, porque somos nosotras las que podemos dejar de estudiar y trabajar. Por eso, es importante que todas y todos nos comprometamos por cambiar las cosas, especialmente, la situación de las mujeres en nuestro país.
Puedo decirles que actualmente, yo estoy muy feliz con quien soy. Y me siento orgullosa. Me siento orgullosa por mi feminismo, por mis ideas, por remas en contra. No me molesta que la gente, incluso, la más cercana a mí, a veces trate de cortarme las alas. Yo no lo permito, y quiero trabajar por evitar que dejen a otras mujeres volar. Espero que muchos se unan a esta lucha.